La mini revista Poderat es una publicación que lleva circulando ya un tiempo por San Juan del Río recogiendo muestras artísticas no sólo del municipio sino del estado de Querétaro casi en su totalidad.
Fue un gusto haber recibido la invitación para poder participar en una de sus muestras artísticas que se llevan a cabo de vez en cuando en diferentes locaciones, Esta vez tocó el turno en el pueblo mágico de Tequisquiapan, la verdad en un foro bastante coqueto aunque un poco no-tan-práctico por la hora y es que como odio el sol...
La palaza de Santa Cecilia fue el lugar donde se montó el escenario, lo cual es una referencia bastante chula. Además de música hubo muestra de pintura y unas cuantas cosas más.
También toqué ahí mismo con los Hecatónquiros, dicho sea de paso nos fue bastante bien. Nos está funcionando la rutina de hacer la mitad del tiempo del show stand-up comedy, aunque es bien sabido que es un mero recurso narrativo porque las cinco canciones que tocamos siempre no nos dan para llenar más allá de unos 20 minutos del set, o sea que el resto del tiempo es escuchar a la banda contar historias de vejez y rock and roll... Una maravilla, si me lo permiten.
Ya entrando en mi presentación, ocurrió algo que siempre supe iba a ocurrir, pero que jamás me imaginé que sería tan pronto: me bajaron el switch. Oh, sí... Estrené una versión de "el poder del metal" y como que no les gustó tanto. Y es que tal vez no fue una muy buena idea después de todo poner el escenario tan cerca de la iglesia, aunque por otro lado la siguientes presentaciones fueron un tanto más ruidosas y no vi que le bajaran el volumen a nadie (no es queja).
Justo el pretexto que me dieron los técnicos fue que había venido alguien de la iglesia a decirles que por favor le bajaran porque estaban en oración mientras yo gritaba que "nuestros muchachos disparaban democracia" y que esto sólo era "otra puta guerra". Vamos a pensar que es cierto que vinieron a pedírselos, fuera del mal gusto por haberles hecho caso, creo que acabo de desbloquear un logro y merezco una medalla.
Y igual y puede que sólo yo me haya dado cuenta, en fin...
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