Hace ya un tiempo a una compañera mía cuyo nombre no mencionaré (Por el momento) le dejaron de tarea escribir sobre el tema que pueden leer en el título de esta entrada. Como es obvio que yo sé más que ella al respecto, pues me pidió ayuda para redactarlo y que lo pudiera presentar y que le pusieran 10. Así que si este ensayo ganó un premio, sepan que el autor original fui yo:
En esta vida hay muchas cosas que no entiendo y probablemente jamás entenderé. Increíblemente no todo tiene que ver con física cuántica o teorías de astrofísica compleja. Por ejemplo, nunca he entendido como es que la gente es capaz de ingerir voluntariamente un líquido capaz de crear confusión mental, pérdida de coordinación motora, náuseas, vómitos e inconsciencia (Alcohol, creo que le llaman).
Otra cosa que no entiendo son los tabúes. No que no sepa lo que significa la palabra en sí, de hecho lo entiendo perfectamente y esa es la razón de mi confusión: que en pleno siglo XXI sigan existiendo me pone mal. Me hace sentir que esta sociedad no me merece y que quizá hoy sería un buen día para empezar a ingerir constantemente el líquido arriba mencionado.
Hay muchos temas que pueden ser considerados tabúes, o sea, yo entiendo que en una cena familiar no puedes hablar de que te fuiste a un motel con tu ligue de la semana pasada y que te pidió que lo esposaras y te disfrazaras de gato, me queda claro, pero de eso a que haya ciertos temas de los que no puedas hablar en absoluto, so pena de escarnio social, es triste.
La política y la religión son un ejemplo de éstos temas mencionados: basta con que alguien tenga un punto de vista diferente al tuyo para que, en la mayoría de los casos, discutan, se pongan rojos y te pidan que las cortes para siempre.
La política, la religión, el aborto y hasta el género musical se han vuelto temas tan rasposos que tocarlos me da más flojera que trabajar en un domingo lluvioso. Pero si de temas rasposos hablamos, el tabú por excelencia en prácticamente todas las culturas del mundo es el sexo, lo cual me parece irónico porque la cultura occidental está inmersa de insinuaciones por doquier, por eso no entiendo nada.
Dentro del tema del sexo hay infinidad de sub-temas en los que ésta área se divide, son como los círculos del infierno de Dante: cada uno peor que el anterior. Podría tocar varios de ellos, pero ya que estamos en confianza y hablando de tocamientos, hablemos precisamente de eso.
La masturbación es una cosa muy chistosa porque a todos les gusta hacerlo, pero a nadie le gusta hablar de ello. Y es que hasta el nombre se escucha culerísimo: “masturbación”. Ignoro la etimología de la palabra y soy muy feliz al respecto. Como dato curioso, esa palabra, que vendría siendo la oficial, es la última que se aprende. Normalmente conocemos el acto impuro de tocarnos a nosotros mismos con nombres más “buena-ondita” como la paja, la manuela o la mexicanísima chaqueta (Mi favorito personal). Hay otras maneras más elaboradas de llamarla, pero no las voy a mencionar porque ni que fuera un naco.
Siguiendo con la analogía de los círculos del infierno, debemos decir que los sub-temas también tienen sus propios sub-temas. Ejemplo de ello es precisamente la masturbación (Como odio esa palabra): tenemos la masturbación como sub-tema principal y la masturbación femenina como el sub-tema del sub-tema, es decir: un tabú dentro del tabú de un tabú... Mátenme.
La masturbación femenina es un tabú incluso entre las mismas mujeres, aunque varias tienen una cara de chaqueteras que no pueden con ella… Y con éste último comentario es como puedo probar, además de que mentí sobre mi naquez, el tamaño del tabú: cuando dicen que un hombre es bien chaquetero, inmediatamente se entiende; cuando dicen que una mujer es bien chaquetera (Aunque es una expresión muy, muy poco usada) se infiere, sí, que es muy buena para chaquetear… A los hombres.
Según estadísticas que he leído en algún lugar y que no puedo citar porque me da flojera buscarlas, la mayoría de mujeres se masturban; las que dicen que no lo hacen, mienten y las que de verdad no lo hacen deberían atarse una piedra al cuello, saltar a un río y masturbarse en el camino al fondo para que se den cuenta de su error.
Como lo dije en los primeros párrafos, hay cosas que no entiendo.
Según otros estudios de especialistas en el tema (“Especialistas en el tema”, jijiji), la masturbación es un impulso natural, dicho esto, no debería ser algo malo… Aunque no es algo malo en sí, simplemente se ve mal y no se puede hablar de ello… ¿Ven por qué no entiendo nada?
Por ahí escuché a alguien decir que este mundo sería un lugar mejor cuando los hombres acepten que lloran y las mujeres que se masturban… ¿Será?
Maldito siglo XXI.
Chinga tu madre, Guadalupe.
Facebook.com/FaunoBastard
CHava esta muy padre.. y estoy de acuerdo contigo en todo. FELICIDADES