Sin duda, todos los que alguna vez hemos competido conocemos a una señora que siempre está en todos los eventos, esa señora que es la primera en llegar y la última en irse. Esa señora que llega con una maleta enorme llena de comida, frutas, agua y barras de granola para repartir con los competidores miembros del equipo. Es esa señora que te ha visto crecer como competidor y como persona, que se sabe todo tu currículum y el de tus compañeros por el simple hecho de que ha presenciado todas tus peleas, que se acuerda perfectamente de tus victorias más gloriosas y siempre estuvo ahí durante tus derrotas más dolorosas. Sabe el currículum de la gente con la que vas a pelear y jamás se pierde entre las multitudes. Se sabe el reglamento mejor que varios jueces. Es el tipo de persona que sabe más o menos a qué hora le toca pelear a cada uno y que se la pasa organizando las porras. Es esa señora que siempre está ahí, que nunca se mete con nadie y que todos conocen. Hay una en cada equipo.
La señora Ma. de Lourdes Lozano era de ese tipo de personas, sólo que ella incluso recibía a los atletas en su casa cuando las acreditaciones del Comité Olímpico o de las Villas de Tlalpan no estaban listas. Era conocida por un amplio sector de taekwondoínes mexicanos, taekwondoínes que hoy ya son profesores o atletas retirados. Recibió en su casa a más de una estrella Olímpica cuando todavía no eran más que simples jóvenes con ilusiones en su cabeza.
Siempre estaba ahí, nos vio crecer a nosotros también.
La noticia de su partida fue algo que me sacudió en lo más profundo y no puedo expresar la profunda pena que siento al respecto.
Muchas gracias, señora Lulú, gracias por todo lo que nos enseño, gracias por ser también una de las pocas personas que siempre estaban ahí en las buenas y en las malas. Sobretodo gracias por regalarle a la sociedad mexicana y al Taekwondo nacional tres hombres de bien: Ramón, Julio y Víctor. Este país necesita más gente como ellos, y para que haya más gente como ellos se necesita que haya más personas como usted.
A las señoras como usted, a pesar de que forman parte importante en la escena de nuestro deporte, la historia no las recuerda, sin embargo vivirá por siempre en nuestra mente y corazones.
Aprovecho este espacio para mandar mis más sinceras condolencias y apoyo a sus seres queridos.
Que le vaya bien, señora, dondequiera que se encuentre.
Buen viaje...
Facebook.com/FaunoBastard