Ha terminado nuestra especialidad en los Juegos Panamericanos y hay muchas cosas de las que podríamos hablar. Como siempre hubo algunas sorpresas, combates memorables y también hubo algunos pronósticos que se cumplieron tal y como lo estimaban los astros. Igualmente hubo anécdotas para recordar y situaciones que debería ser mejor olvidar.
Algo que todo mundo mencionará cuanto se hable de estos Juegos sin duda será la ceremonia de inauguración. No sé qué tal se vio desde la tribuna, o bien, desde la comodidad de su hogar por la tele, pero ahí en la cancha del estadio era verdaderamente una locura. Dicen que a Vicente Fernández se le olvidó el Himno Nacional, cosa que no me tocó presenciar, pero que no me sorprende puesto que durante los veinticinco años que llevo sobre la fas de la tierra he descubierto, mediante el método de investigación empírico, que las probabilidades de equivocarte cantando el Himno Nacional de tu país en algún evento púbico masivo son más elevadas que las probabilidades de vomitar mientras te tomas una malteada de mayonesa.
Días antes del evento se especulaba que iba a ser la mejor inauguración de todos los tiempos. No sé qué tanto se acercó al título, o si logró ganarlo, pero por lo menos entró en el top 5. El otro día vi el dato de cuánto costó la ceremonia completa, para ser sincero, no recuerdo con exactitud el número (Y me da flojera buscarlo), pero recuerdo que era un número de más de siete cifras, sí, de esas cifras que ya no caben en mi ábaco. Estoy pensando seriamente en ahorrar y hacer algo similar para mi cumpleaños número 30, y no, no voy a invitar a nadie (Nomás, por cu***o).
Para mí, uno de los momentos más emotivos de la ceremonia fue el show de luces interactivas. Por cierto, ando vendiendo una lamparita de color azul original de las que se utilizaron ese día (Tengo que ahorrar para mi fiesta). También estuvieron sensacionales las luces que salieron del escenario cuando prendieron el pebetero, yo estaba ahí a un lado y debo admitir que me sacaron un buen susto, de esos sustos que hacen que pongas cara de imbécil y después voltees alrededor para percatarte de que nadie te vio.
Una de las cosas que en verdad me encantaría que se olvidara es yo vestido de charro. No me mal interpreten, no tengo nada en contra de los charros, pero es una indumentaria que no cuadra con alguien que tiene que lidiar con altos niveles de misantropía diariamente. Lo peor de todo es que yo creí que entre tanto charro iba a pasar desapercibido, se me olvido que mido 1.93, traigo unos lentes enormes y que iba caminado junto al charro más brincador de todo el contingente (Saludos, Uriel). Por cierto, sigo sin entender el extraño ‘fetiche’ de algunas mujeres con el traje de charro, lo entendería de algún pollo, pero es que hay niñas que se pasan…
Otra de las cosas que sería mejor olvidar y que me da algo de vergüenza mencionar es la maldita re-venta. Debo aclarar que en mi país esa es una actividad ilegal, pero creo que los ‘re-vendedores’ se han estado sacando puras medallas de oro en estos Juegos. Era una lástima escuchar que ya no había boletos en taquilla y en contraste ver tantos espacios vacíos en la tribuna. En fin, lo único que puedo desearle a los re-vendedores es que se los folle un buey.
Respecto a la competencia, pues muy bonito, muy bonito todo…
EN EL CAMINO
Antes de que se me olvide, aprovecho mi espacio para felicitar a masTKD.com por ser uno de los patrocinadores oficiales del Pre-Olímpico (Espero que eso signifique que habrá un fauno sentado junto al staff en un palco VIP de esos que tienen una mesa con un tubo en medio).
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