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Foto del escritorFauno

¿Y quién es ese tal Fauno?


¿Por dónde empezar? A nadie le importa en dónde nací, ni quiénes son mis padres, ni cuántos años estudié, ni por qué razón me nombraron autor del Semanario del Fauno; sin embargo, quiero dejar bien claro que no nací en un petate, como dicen los trolls, ni mi madre fue prostituta, como han insinuado algunos, ni es verdad que nunca haya pisado la escuela, puesto que terminé la primaria hasta con elogios de los maestros; en cuanto al puesto de columnista, me lo ofrecieron en consideración de mis méritos personales, entre los cuales se cuentan mi refinada educación que siempre causa admiración y envidia, mi honradez a toda prueba, que en ocasiones llegó a acarrearme dificultades con la Policía (a.k.a. La Federación), mi inteligencia despierta, y sobre todo, mi simpatía personal, que para muchas personas envidiosas resulta insoportable.


Manejo la espada con más destreza que la pluma, lo sé; lo reconozco. Nunca me hubiera atrevido a escribir estas memorias si no fuera porque he sido vilipendiado, vituperado y condenado al ostracismo, y menos a intitularlas “El Semanario del Fauno” (Título que me parece verdaderamente soez). El único responsable de las columnas y de los títulos soy yo, un individuo que se dice escritor mexicano. Sirva, sin embargo, el cartapacio que esto prologa, para deshacer algunos malentendidos, confundir a algunos calumniadores y poner los puntos sobre las íes sobre lo que piensan de mí los que hayan leído las memorias del Gordo Artajo, las declaraciones que hizo al Heraldo de Nuevo León el malagradecido de Germán Trenza, y sobre todo, la Nefasta Leyenda que acerca de la Revolución del 29 tejió, con lo que se dice ahora muy mala leche, el desgraciado de Vidal Sánchez.


En el 2014, durante la redacción de mis propósitos de Año Nuevo, se me ocurrió la idea de no dejar de escribir el Semanario. Durante todo ese año escribí cuatro columnas. Nadie más supo de mí. Este año es diferente: mi vida es estable, mi libertad editorial es infinita, tengo acceso a todos los documentos clasificados de sus Federaciones, Asociaciones y escuelas favoritas, y además soy el chismoso número tres de la internet.


Bienvenidos sean ustedes a la octava (Creo que es octava o novena) temporada del Semanario del Fauno. Un lugar en donde se habla de la vida, el amor, las flores y, a veces, del Taekwondo. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, que calcule el número de la bestia, porque el número es el de un hombre, y su número es 666.


¿Que quién me he creído? Soy el terror que aletea en la noche… No necesitan saber más.


Si a ustedes, estimados 3 ó 4 lectores, les resultan familiares algunos textos de arriba, felicidades, son todos unos conocedores; si no es el caso, felicidades, su vida debe ser bastante feliz, no pierdan tiempo buscando, siempre es mejor no saber.


Saquen la rosca para cotorrear (Estrictamente sin albur)…



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