Este año que termina es un año más de compromisos incumplidos y además de desidia incontrolable y procrastinación enfermiza. Realmente no hubo mucho movimiento en lo que a mi música se refiere en este fin/inicio de la década, pero debo decir que uno de los placeres más hermosos es cuando de último minuto te cae una tocada inesperada justo cuando pensabas que el año se había terminado.
Justo nos pasó que fuimos solicitados para ir a clausurar el semestre en la prepa 11 de San Juan del Río: fue un concierto casi (casi) improvisado por el movimiento que implicó meter todo un equipo de sonido a una escuela grande y antigua con el tiempo justo para conectar (No probar), pero al final fue una grata experiencia y bastante digna para cerrar un ciclo escolar y de paso nuestro año de labores musicales.
Desafortunadamente les quedo a deber videos o fotos del toquín, la verdad es que todo fue muy rápido... Nos vemos en 2020.
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