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  • Foto del escritorFauno

El abismo mirando de vuelta



La falta de visión federativa actual repercutirá invariablemente en el nivel competitivo del país en esta disciplina, pero la tragedia no sólo es que disminuirán los resultados en los eventos internacionales, pues gracias a la cantidad de practicantes y por pura estadística siempre habrá medallas de cualquier color, y esa variable será suficiente toda la vida para que quienes estén al frente del taekwondo mexicano se laven las manos y se curen en salud, no importa que tan incompetentes sean… De nuevo, la verdadera tragedia no será esa, sino que justo por las políticas estúpidas que se han tomado en los últimos años es cada vez más difícil vivir del taekwondo.


Y no se confundan, vivir del taekwondo nunca ha sido fácil. Cuando eres atleta, si es que logras el sueño de pertenecer a una selección nacional, entonces literalmente vives ello: comes, duermes e incluso estudias, pero siempre con el TKD en el centro de todo y si tienes una beca entonces tus ingresos económicos también giran en torno al deporte.


¿Pero qué pasa con las decenas de miles de atletas que compiten y que jamás logran llegar a selección nacional? ¿Qué pasa con los seleccionados nacionales que terminan su ciclo y no quieren dejar el taekwondo? Y también hay otro grupo: ¿qué pasa con los cientos de miles de practicantes que llegan a cierta edad en donde deciden que el taekwondo será el eje de su existencia? Es en ese momento en donde esta disciplina deja de ser un sueño y se convierte en una esperanza: la esperanza de formar, de transmitir conocimiento, pero sobre todo de llevar una vida digna que gire en torno al arte de los puños y las patadas.


Primero, lo más lógico es poner una escuela, con todos los sacrificios que ello conlleva, porque quienes han puesto una escuela empezando desde cero me podrán dar la razón en que es, como decía mi abuelo, una chinga: no sólo es encontrar el lugar adecuado, además es acondicionarlo, dejarlo, ya no decir presentable, sino utilizable para garantizar la seguridad de los futuros estudiantes y ya que todo está listo entonces viene la tarea de darle a conocer al mundo que existe una nueva escuela y que puede ser una opción viable… Y luego vienen las formalidades.


Resulta que si yo empiezo de cero, por mi cuenta y me quiero afiliar a la federación, no se puede. Así es, no se puede porque se necesitan por lo menos siete escuelas. Alguien que empieza de cero empieza justo siendo un cero a la izquierda… O sea, según los estatutos no se discrimina por sexo, raza o religión, siempre y cuando se tenga el dinero suficiente, pues las cuotas además de por escuela, se paga por alumno. Y justo en el reglamento del estatuto dice literal “las cuotas anuales se ajustarán dependiendo de las necesidades de la federación”, o sea, incluso el estatuto está en favor de la política sobre el deporte, desde ahí estamos jodidos.


Por cierto, quien escribió ese reglamento lo hizo literalmente con las nalgas, por aquí se los dejo para que les duela la cabeza:



El chiste es que estamos jodidos. No sé de qué año son estas reglas, pero me atrevo a adivinar que pertenecen, por lo menos, al siglo pasado.


Vamos a suponer que se logra todo, la afiliación y todo… En tiempos no muy lejanos una manera de hacer un dinero extra era organizando torneos. Evidentemente la pandemia se llevó esta posibilidad, pero ahorita que de nuevo se está intentando regresar a la normalidad, nadie organiza eventos mas que la federación y su gente cercana, la razón no la sé muy bien, pero puedo intuir que es porque la cuota que se está cobrando para tener el aval del “máximo órgano rector del taekwondo” es una payasada y también, a ojo de buen cubero, creo que no se la dan a cualquiera.


El hecho de que haya menos torneos, no sólo les niega la oportunidad de crecimiento a los profesores, sino también a los atletas, pues es justo en los torneos de escuelas en donde el nivel empieza a crecer y es ese nivel el que hace de los selectivos nacionales lo que son ahora.


Entonces, menos torneos, menos nivel, no es física cuántica.


Además de que los eventos son una parte fundamental de la cultura taekwondoina en este país: eventos de todo tipo, de todo tamaño y algunos organizados con una creatividad envidiable. ¿Quién no recuerda la copa Tekno en la CDMX? O los eventos de Absolut en hoteles, o el famosísimo challenger en Puebla o más recientemente el festival de cintas negras, los torneos de los hermanos Osornio en Querétaro donde se rifaba un carro entre los participantes o eventos en la frontera donde había premios en efectivo mucho antes de que los premios en efectivo fueran cool, todo eso son cosas que la pandemia se llevó, pero tristemente quienes deberían de promoverlos son los principales responsables de que no hayan regresado y probablemente no regresarán en un tiempo.


Toda la comunidad de taekwondo en México están deseosos de competir, por eso la poca oferta de eventos que hay en este momento está sobresaturada y eso no es bueno: no puedes hacer un evento de 1,200 competidores si sólo esperabas 800, por ejemplo, todo se sale de control.


Mientras no exista la posibilidad de que cualquier profesor organice un evento sin represalias hacia su persona o hacia los asistentes, esto se va ir al diablo. A quienes están al frente se les olvida algo: no son dueños del deporte, aunque así lo crean; el problema es que no sólo a la gente de arriba se les olvida eso, lo triste, lo peligroso es que también a los practicantes de a pie, a los profesores normales se les está olvidando y con ello dejan ir un poquito de dignidad a la vez.


De nuevo les recuerdo: faltan pocos días para la asamblea de federación, EXÍJANLE a su representante de la asociación estatal que levante la voz, este es un tema que vale la pena tratar y que de no hacerse no sólo va en detrimento del alto rendimiento a largo plazo, sino a costa de su propia dignidad a corto y mediano plazo. La casa está en llamas, ustedes saben si la apagan o dejan que el fuego corra mientras esperan a alguien que los salve… Si es que para entonces queda algo por salvar.



EN EL CAMINO

María se despidió, al menos virtualmente, tras anunciar que está esperando un bebé. Pocas cosas me han dado más gusto últimamente que escuchar esa noticia. Te mando un abrazo, Mary y mis mejores deseos en esta nueva etapa.


Sin duda estamos siendo testigos del fin de una era…






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