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  • Foto del escritorFauno

El equipo improbable



Primero que nada, feliz año nuevo pre-olímpico y que bueno que están aquí. No puedo prometer que no me iré otra vez porque todo puede suceder, pero por mientras disfrutemos…


Durante la primera entrevista que Daniela Souza dio al finalizar su competencia en Guadalajara dijo que había muchos “que ya daban a los mexicanos por perdidos”, obviamente yo me tuve que poner el saco porque sería cínico e irresponsable negar que yo soy de esos que quedamos como estúpidos después del resultado… En mi defensa, porque no puedo hablar por nadie más (que cada quién se defienda como pueda), tengo que decir que todo apuntaba a la catástrofe.


Seis meses antes, durante el campeonato panamericano de la especialidad en República Dominicana y jugándose un penta-campeonato, esta misma selección nacional no fue capaz de ganarle a Brasil una sola pelea, cayendo en la desgracia del tercer lugar panamericano. Todo el análisis de la actuación mexicana en ese evento con datos duros lo pueden escuchar en el semanario 169.


Otro factor que influyó en la impresión negativa del equipo durante el año fueron los Grand Prix: ahí México tuvo destellos individuales esporádicos, pero en el evento previo a Guadalajara tuvieron una actuación que dejó bastante que desear.


A todo esto le podemos sumar las pifias federativas durante el año: cómo olvidar el calvario con los vuelos de los cadetes, el mal resultado en el mundial juvenil, el proceso improvisado para conformar la selección mayor como lo denuncié personalmente en el semanario 185, y un largo etc…


Durante la cena de gala de PATU previo al mundial y platicando con alguien de altos vuelos dentro de la escena coincidimos en que sólo un milagro iba poder salvar al equipo. Igualmente platicando en días previos con un entrenador extranjero durante una noche de copas coincidimos nuevamente en lo desangelado que se había ido viendo la selección durante el proceso.


Yo mismo auguré la catástrofe de manera explícita en el semanario 182, pero también dije explícitamente que “la única esperanza de que México no se estrelle de boca en nuestro mundial está en la gente que se atreva a hacer cosas diferentes” y también dije algo como "aquellos atletas que se atrevan a hacer algo diferente de aquí al mundial son los que no se estrellarán”. Y bueno, con las vueltas de la vida el que terminó con el hocico partido fui yo.


No voy a decir que me arrepiento porque a pesar del resultado final y de que México es campeón del mundo (que bonito se oye eso, chingá) creo que las voces disidentes son totalmente necesarias, especialmente en tiempos oscuros como los que estamos viviendo, porque a pesar de que la porra oficial de paleros sigue en el nirvana imagianrio creyendo que este resultado es gracias a la labor de su federación, yo sigo pensando fervientemente que es más bien a pesar de ésta, las pruebas son tangibles, basta con que las quieran ver… Es más, las cosas se veían tan mal que ni siquiera el más tonto y fiel de los paleros en sus más salvajes fantasías se hubiera atrevido a pronosticar un resultado así, y ya con les digo todo.


No sólo es el hecho de haber roto todas las expectativas, de haber ganado el campeonato, de ver a tres mexicanos subir a lo más alto del podium, también es la primera vez que una selección le gana el primer lugar a Corea en medio siglo de existencia del certamen. Esto último nadie EN EL MUNDO lo hubiera esperado, es tan improbable como los caballeros de bronce cruzando por las 12 casas o Moisés abriendo el mar para que su pueblo cruce… Y es igual de impresionante.


Lo más cercano que Corea estuvo de perder un título fue irónicamente en Corea allá por 2011, pero bueno, “cerca” es un decir porque empató a tres oros con Irán, sin embargo los locales en esa ocasión se llevaron cuatro platas y tres bronces, Irán sólo consiguió una plata y dos bronces, así que realmente pues no fue tan, tan cerca.


En esta ocasión Corea bajó al tercer puesto, superado por China y México, pero seguido peligrosamente por Serbia que empató con ellos en número de medallas de oro y generales, la diferencia estuvo en que los asiáticos obtuvieron una plata más que los europeos… Serbia, por ejemplo es un país que yo, y quizá muy pocos, habrían imaginado peleando al tú por tú en la tabla general contra Corea del sur.


Y así como estos hay muchísimos datos más que vale la pena revisar porque podríamos sacarle gran partido a las enseñanzas que nos dejó este campeonato, una de ellas y la más importante es que dar por muerto al ave fénix es un grave error… Las demás enseñanzas pues ya son otra historia y debe ser contada en otra ocasión.


En mi semanario 169 dije también que más que problema técnico-táctico, veía en el equipo un problema de actitud… En eso no me equivoqué, la mentalidad y coraje con la que se presentaron en Guadalajara nada tiene que ver con sus actuaciones anteriores. También dije que los atletas no son los que deben cargar al país, sino que es el país quien debe cargar a los atletas, quienes estuvieron presentes durante el certamen y recuerdan la manera en la que el público se entregó a su selección saben que no me equivoqué tampoco.


El equipo debe trabajar consciente de que no volverá a haber eventos en México de aquí a París y también consciente de que las cosas que se hicieron bien durante la recta final de la preparación, esas que hicieron la diferencia se deben mantener. Mal harían en dormirse en sus laureles, como mal hubiesen hecho si se quedaban estancados en sus fracasos.


No hay un deporte en México que haya ganado tres oros mundiales en un solo certamen, que alguien por favor me corrija si estoy mal.


En cincuenta años nadie le había ganado un mundial a Corea, NADIE, piensen en eso, recuerden lo que es Corea, porque probablemente en el mundial de mayo vengan como perros a querer recuperar lo que piensan que es de ellos y entonces recuerden lo que México es capaz de hacer y ojalá estén bien conscientes de que eso que los coreanos piensan que es suyo, ahora es nuestro, defiéndanlo.


Pero sobre todas las cosas, viendo al futuro, citándome a mí mismo en el semanario que dije antes y recordando aquel adagio persa que tanto me gusta: “this too shall pass”







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