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Foto del escritorFauno

Justicia



El domingo pasado en la tarde me llegó un mensaje de uno de mis profesores, era una captura de pantalla de un portal de noticias de Tijuana en donde se daba a conocer que se había localizado el cuerpo sin vida de un hombre de 38 años de edad identificado como Eduardo Esteban Burgos Ruiz… La verdad es que en un principio no supe si tomarlo con seriedad o si se trataba de una broma por ser un homónimo, una mala broma por supuesto, pero broma al fin.


No, no fue una broma.


La noticia del portal hacía referencia a no otro que el profesor Yayo Burgos o simplemente “Burgos” como lo conocíamos quienes convivimos con él y fuimos sus compañeros en alguna etapa de su vida.


Igual que todos quienes se enteraron en las horas posteriores, yo también quedé en shock, como creo es normal en este tipo de situaciones y más aún después de ver de primera mano el dolor de quienes eran realmente cercanos a él y las muestras de cariño de toda la comunidad que se han ido sumando en estos días.


La verdad es que yo también pensé en hacer algún homenaje, contar algunas anécdotas del tiempo que fuimos compañeros, recordar el digno esfuerzo que hizo los últimos años como profesor, entrenador y mentor, pero ya habrá tiempo para eso en algún otro momento. Hoy vengo aquí y me atrevo a tocar el tema por otro motivo. Hoy vengo a pedir justicia.


Y vengo en este tenor no con el afán de ser sensacionalista, pero estoy harto de esta situación, estoy harto de la situación de este pendejo país, estoy hasta la madre de que se trate a los delincuentes como seres humanos que merecen una segunda oportunidad, mientras que los otros humanos, los que realmente se sacrifican, que educan a nuestros hijos, que le dan medallas mundiales a México, esos amanecen tirados en la banqueta, sin vida y con el impacto de un proyectil de arma de fuego… Sin segundas oportunidades.


Porque las cosas hay que decirlas como son: Burgos no se murió, lo mataron; no se nos adelantó, un culero le arrebató la vida y es un culero que seguramente anda libre en estos momentos mientras nosotros le lloramos a un amigo.


Un cobarde que en lugar de hacerle saludo solamente le disparó, le quitó el celular, le quitó el dinero de la cartera y lo dejó ahí…


Vengan a explicarme a mí cómo le vamos a explicar a su hijo que los cuatro días que no supo de su padre no fue porque le haya dejado de importar o porque andaba de fiesta o porque hubiera preferido irse con alguien más, cómo le explicas a alguien tan pequeño que existe gente que creyó que las cosas materiales que traía su padre encima esa noche valían más que su vida entera.


¡MIL VECES HIJO DE PUTA!


Ojalá te encuentren, ojalá que pagues por tu crimen y te hagan pagar no sólo por la vida que te llevaste, sino por todas las que arruinaste junto a esa…


A la gente que era cercana a Burgos les extiendo mi más sentido pésame, ojalá que el dolor pase pronto y puedan encontrar la resignación, pero sobretodo les deseo que encuentren justicia, quizá con ella lo demás llegue por añadidura.


A Burgos mismo no tengo más que respeto que expresar por alguien que amaba las artes marciales, que hizo del taekwondo su vida y que logró superar miles de obstáculos para llegar a donde estaba.


Y a nuestras autoridades, Yayo ya forma parte de un montón de estadísticas improbables: poca gente logra ser medallista mundial, poca gente logra ser suplente olímpico, poca gente logra vivir del taekwondo, pero también poca gente logra salir de la impunidad en un caso como este en un país como este, de todas las estadísticas de las que él ya formaba parte, por favor, no lo dejen de lado en esta.


Queremos justicia…






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