El campeonato panamericano de la especialidad está a la vuelta de la esquina y es la última oportunidad para que los atletas de la región más perdedora del mundo, como lo mencioné en el semanario 145, sumen los últimos puntos necesarios para poder asegurar una mejor gráfica en la competencia de los aritos.
El hecho de que este evento se haya podido realizar es casi un regalo de Huitzilopochtli por varias razones: primero, la coyuntura actual de la pandemia y el hecho de que este año del buey sea un año con Panamericano, Juegos Olímpicos y Mundial absoluto permitió que por una rarísima coincidencia astronómica este regional se hiciera antes de Juegos Olímpicos y los participantes del mismo tengan la oportunidad de sumar puntos faltando tan poco tiempo, lo normal siempre es que este torneo se haga después.
Segundo, la confusión que hubo en torno a la sede desde el momento en el que se suspendió el año pasado: la convocatoria para organizarlo cuando en teoría era Costa Rica quien ya lo tenía pactado, la lentitud de WTPA en reaccionar ante la premura, la repartición de eventos para que todos quedaran contentos… Si no sabe de qué estoy hablando, escuche el #IrreverenDo número 2. Hagan de cuenta que fue como si te quisieras casar con alguien que te pone el cuerno y además descubres que ya estaba casada.
Tercero: justo el hecho de que sea tan cercano a Juegos Olímpicos podría mermar la participación de los ya clasificados, aunque eso dependerá de cada país, por ejemplo Colombia ya anunció que sus dos clasificados vienen, pero que su prioridad no es ganar, sino la preparación tal cual. Hay países que de plano no traerán a sus clasificados porque el riesgo de competir tan cerca de #Tokyo2020 es considerablemente alto, una lesión a estas alturas y bye-bye sueño olímpico.
Y ya de pilón: para la mayoría de clasificados del continente, incluso si ganaran medalla de oro en Cancún, realmente su posición en el ranking no se movería tan drásticamente como para hacer una diferencia significativa en la gráfica de los aritos, pero después de un año con los eventos literalmente detenidos, quizá este Panamericano y abierto pudieran ser los únicos eventos reales de preparación en más de doce meses.
La conclusión esta vez pues es que no hay conclusión. Hay muchas aristas que se deberían de tener en cuenta para los participantes, quizás haya sorpresas, una que otra desagradable, pero así es el deporte. Que bueno que se hizo, aunque sean ya cuarto para las doce, pero no se podía esperar otra cosa del dos veces glorioso continente americano.
Quisiera también mencionar algo acerca de la organización como tal, pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión…