“Dixon se percató de que seguía vivo. La conciencia lo embistió antes de que pudiera quitarse del camino… Yacía, desparramado, demasiado herido como para poder moverse, como vomitada sobre el asfalto ardiendo de la mañana que dibuja la silueta de un cangrejo aplastado… Su boca había sido usada como si fuera una letrina por alguna pequeña criatura durante la noche, y luego como su mausoleo. De alguna forma, durante la noche también parecía haber participado en una carrera de cross-country y luego quirúrgicamente vapuleado por fuerzas especiales de la policía. Se encontraba mal”.*
Pues no, mis cuatro o cinco lectores, aunque sigo componiéndolas en el aire, no me volví poeta ni nada por el estilo. El párrafo de arriba evoca lo que la ciudad de Río debió de haber sentido después de la fiesta olímpica. Hagan de cuenta que es como si cobraran su quincena, se fueran de farra, despertaran días después sin un centavo, con dolor en medio de las piernas y teniendo que pagar la tarjeta de crédito al día siguiente, así, igualito está Río: más quebrada que la pantalla de un smartphone debajo de unos tacones de tap.
La delegación mexicana no está mucho mejor que digamos: después de haber conseguido cinco medallas casi en los últimos momentos de justa olímpica y después de que varias de las estrellas fueran eliminadas de manera muy temprana, también deben de tener un dolor de cabeza impresionante. Quedando en el lugar 61 y con países que parece que sólo existen en películas de James Bond como Tajikistán, Islas Fiji, Bahréin y Kosovo (O como p***s se escriba cualquiera de los cuatro) por encima de México, nos damos cuenta de la realidad del deporte en nuestro país. Aunque quizá la realidad más dolorosa sea que no hay un sólo atleta mexicano que sea el mejor en lo que hace. Mal ahí (Excepto los paralímpicos, pero ahorita vamos para allá). Y sí, ese es el número de medallas que más o menos gana México en unos juegos, casi siempre, pero no mamen, o sea, ¿neta? ¿Islas Fiji? Creo que se junta más gente alrededor de un atropellado que la que vive en ese país.
Otra figura polémica fue Alfredo Castillo, básicamente por llevar a su novia vestida de mexicana… Ok, mal, merece seis azotes en una plaza pública. Bien chistoso porque le echaron la culpa a la CONADE (Más enfáticamente al señor Castillo) por los malos resultados de los atletas, pero luego nos alcanzó la ironía en silla de ruedas: 15 medallas de los atletas paralímpicos, entre ellas cuatro de oro. Ahí es donde ya no me cuadra: CONADE también es responsable del deporte “especial”, ¿’tons? A mí me parece, después de ver la actuación de ambas delegaciones, que el problema no es administrativo, sino de actitud.
Nunca en la vida, NUNCA, la delegación mexicana ha ganado cuatro medallas de oro en unos Juegos Olímpicos “normales” (O sea, no paralímpicos ¿qué tan políticamente incorrecto es escribir eso?), lo más cerca que han estado ha sido en 1968 (Aquí en México) con tres metales amarillos y nueve medallas en total, la mejor participación de una delegación mexicana.
Para los paralímpicos esta no fue una participación mala, sin embargo es la tercera peor en la historia de una delegación mexicana de esta índole (La mejor participación fue en Arnhem 1980 con 20 medallas de oro… Sí, se pasaron de v***a).
¿Saben cuál es el único problema de los paralímpicos? Que a nadie le importan…
Y ya para echarle más sal a la herida y porque me gusta la mala vida: Michael Phelps tiene casi el doble de medallas de oro (23) en cuatro Juegos Olímpicos, que la delegación mexicana en toda su historia (13). Con razón dicen que las comparaciones son odiosas.
Y finalmente, el Taekwondo… Para ser sincero esperaba algo mucho, mucho peor. O sea, sí es verdad que sigue habiendo combates horrorosos, pero eso ha sido una constante en todas las épocas, en toda la historia de este deporte (Quien se atreva a negarlo se engaña a sí mismo). Los cascos electrónicos me parece que funcionan bien, casi no hubo polémica, sin embargo sigue sin haber un estándar de mantenimiento para el equipo de puntuación, acuérdense que las máquinas también se cansan de vez en cuando. Los joy-pants sí están culerísimos, me da gusto que la mayoría de las delegaciones se hayan decantado por el blanco tradicional y espero que las que no lo hicieron se den cuenta de su error y recapaciten para la próxima vez.
El terreno ya está plano para todos los países y aunque las potencias siguen siendo las mismas, comienzan a surgir personalidades en países en donde antes no las había. Celebro eso y ojalá sea cada vez más y más.
Seguimos siendo el único deporte que le ha dado medalla olímpica a México en todos los Juegos Olímpicos desde su inclusión oficial en el año 2000. Se dice fácil, pero ya son 16 años ininterrumpidos. Me preocupa un poquito (Poquito nada más) que en los últimos dos certámenes haya sido María la única que trajo medalla… No digo que esté mal, sólo que es un foco rojo. María, para desgracia de todos, no es eterna.
¿Qué sorpresas nos esperan en este nuevo ciclo olímpico que comienza?
EN EL CAMINO
Vi al profesor Juan Manuel López muy contentito en las gradas de Río. Vestía un traje oscuro que decía WTF y estaba inmerso en un grupo de personas que vestían de la misma forma. También lo vi muy feliz en Twitter, hasta le puso un corazoncito a un tuit de mi autoría; corazón que, dicho sea de paso, fue borrado automáticamente por el sistema en cuanto me bloqueó (Y eso que ni le dirigí la palabra)… Ni aguantan nada. Igual estuvo bien: ya saben ustedes lo que les pasa luego a los reyes que se salen de su reino.
¿María se va? ¿María se queda? Los años en los atletas es como en los perros, y a la edad de Mary un ciclo olímpico es mucho, mucho tiempo. El problema es que en cuanto un atleta anuncia su retiro, todas las becas y patrocinios se esfuman y esas sí que no avisan.
La “nueva” federación ha sido completamente gris en el sentido de que no han dado gran cosa de qué hablar. Puede ser porque están haciendo mucho y en silencio, o porque no están haciendo nada… Al tiempo.
Felicidades a los formistas mexicanos que volvieron a hacer un gran papel en el mundial.
Ya somos 80 millones de practicantes de TKD en el mundo… Y digo “somos” de manera retórica (¡Oh, nostalgia!).
Vi un video en donde el señor Enrique Garay comparte su postura sobre el por qué no se ganan medallas, tengo que decir que suscribo:
Facebook.com/FaunoBastard
*Kinsgley Amis en Lucky Jim, traducción de Diego Rabasa
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