Hace algunos meses durante mi gira del verano del amor tuve la oportunidad de platicar con mucha gente sobre muchísimos temas, algunos de ellos fueron un par de referees brasileños y durante la conversación salió a relucir que en Brasil no tienen un colegio de árbitros… Cosa sorprendente para alguien como yo que está acostumbrado a que aquí en México cada estado tiene el suyo, y esto obviamente le resulta sorprendente a toda la gente que lo escucha y que no es mexicana. Y no es para menos, si nos ponemos a pensar y darle a las cosas su justa dimensión realmente es una proeza no sólo el tener un colegio en cada estado, sino además saber que cada colegio tiene gente siendo miembro activo de él, no es poca cosa.
Viene a cuento lo de los colegios de árbitros porque hace aproximadamente una semana, el 30 de julio para ser exactos, una circular salió membreteada con “World Taekwondo Mexico”, el logotipo de federación mexicana como marca de agua en el fondo, firmada por el CONAFT (La Comisión Nacional de Arbitraje Federado de Taekwondo) y con los logos de federación mundial, CONADE y Comité Olímpico Mexicano al pie de página, cosa desafortunada porque estoy casi seguro que ninguno de estos órganos recibió una copia de la misma.
La carta son tres párrafos, pero sólo uno que vale la pena mencionar:
“El colegio nacional de árbitros de la Federación de Taekwondo tendrá la facultad de nombrar o designar al representante o director del Colegio Estatal de árbitros, por lo que los directores o representantes que se encuentran actualmente quedan suspendidos hasta que no haya una ratificación o sustitución del mismo. Se les notificará a los presidentes estatales los nombramientos de los nuevos titulares de cada colegio estatal.”
¿Qué significa esto? Primero que la gente al frente del taekwondo en México no sirve ni para redactar bien una carta, pero esas son nimiedades. En términos simples avisan que los colegios estatales de árbitros acaban de dejar de ser autónomos y ahora va ser la federación la que designe a quienes los encabezan… Obviamente en ningún lado dice cuál será el procedimiento de selección para nombrar a dichas cabezas, pero sabemos que esta administración no escoge a la gente por su capacidad técnica, sino por su habilidad de sumisión y sobretodo de lamer huevos.
Este es un golpe no sólo al arbitraje, sino muy específicamente a las asociaciones estatales que no dirán nada y todos sabemos por qué…
Siempre me había parecido gracioso el afán de querer controlar todo que tiene esta gente porque evidentemente se necesita ser imbécil para pensar que se puede hacer. Ya era cómico el hecho de que intentaran controlar a qué eventos vas, a quién sigues en redes, qué publicas, etc… El complejo de gran hermano que manejan sería comiquísimo, sino fuera tan triste.
La realidad es que la capacidad organizativa de la FEMEX es muy limitada porque simplemente el cerebro no les da para hacer lo mínimo que se debe de hacer, también por eso no entiendo el afán de querer controlarlo todo. A mi parecer los colegios estatales no estaban tan mal de la manera en la que estaban operado, porque sí, la mayoría de ellos están en operación constante y continua y para nadie es un secreto que la federación mexicana, al menos esta administración, descompone todo lo que toca, vean por ejemplo cómo echaron a perder los procesos de selección de todos los equipos nacionales, justo en el afán de querer controlarlo todo, no hay razón para pensar que las cosas serían diferentes en esta ocasión.
Otra cosa que no me hace sentido es querer implementar un cambio de esta magnitud a, literal, unos meses de que la administración termine, así que es un muy mal augurio porque evidentemente están tendiendo la cama, la pregunta es ¿para qué? Puede que sea para buscar una tercera reelección, lo cuál sería catastrófico en todos los sentidos (aunque yo igual tendría chamba), o en su defecto dejar a alguien afín y maleable justo así como a la gente que seguramente nombrarán como cabezas de colegio.
La carta cierra con una frase espeluznante en un desplante de cinismo digno de la era Billy the Kid: “por la excelencia del arbitraje mexicano”. Yo siempre he dicho que tener árbitros mexicanos en eventos internacionales es un lujo, pero como nadie es profeta en su tierra, aquí se les trata de la chingada: reciben una mierda de pago por evento, les cobran todo, tienen que avisarle hasta al obispo de lo que van a hacer y tener aval hasta del perico para ello, si tienen suerte les contestan los correos, si no se atienen que aguantar, obviamente si no cumplen los castigan y ya no los llaman, además para poder oficiar necesitan tomar los cursos y estar al día con el pago del RUF y la afiliación al colegio, o sea que ser buen referee no es suficiente, al menos en este país.
Estas, entre muchas otras, son las razones por las que el arbitraje mexicano no ha crecido de la manera en la que lo están haciendo otros países de la región, por ejemplo Brasil que metió un buen número de referees al curso de clasificación para internacionales y refresh en Sogamoso el año pasado. México también llevó jueces a ese mismo evento, pero varios entraron representando a Cuba o por parte de FEMEDEES, de hecho muchos más que los federados, esa es la realidad del arbitraje mexicano actualmente. Nos hemos convertido en un país sin oportunidades y donde quienes quieran salir a competir o simplemente a crecer y educarse tienen que darle la vuelta a la bandera tricolor por culpa justo de la gente que ahora está a punto de adueñarse de todos los colegios estatales.
Y que nadie se sorprenda porque los colegios son primero, lo siguiente es que van a querer decidir al presidente de asociación, si es que no lo hacen ya de manera indirecta. Y mientras ustedes ven en silencio a estos ladrones llevarse lo que no es de ellos, el taekwondo mexicano va cayendo en franca espiral descendente respecto al resto del mundo y con el gremio entero como cómplice.
Les puedo garantizar que este es un desastre que vamos a tardar demasiado en limpiar, ustedes dicen cuándo empezamos, porque si a los afectados les vale diez hectáreas de la que pobló América, a mí me vale veinte…